lunes, 24 de mayo de 2010

Un Cannes descafeinado pero con sabor español


La 63ª edición del festival de cine de Cannes echó ayer el telón de La Croisette y según los especialistas ha resultado ser una de las peores de los últimos años. El número de películas presentadas al certamen ha sido inferior al de otros años y muchas de ellas no han acabado de agradar a crítica y público, además de que algunos premios han sido bastante discutidos, entre ellos el máximo galardón, la Palma de Oro, que ha ido a parar a la impronunciable película tailandesa Uncle Boonmee Who Can Recall His Past del también impronunciable director Apichatpong Weerasethakul, valorada por los expertos como una película "inclasificable" y "enigmática" que trata sobre una historia de fantasmas. Por lo demás, destacar los premios al mejor director para el francés Matthieu Amarilc por la película Tournée; a la mejor actriz para Juliette Binoche por la cinta The certified copy del iraní Abbas Kiarostami; y el Gran Premio del Jurado, que recayó en la película, también francesa, Des hommes et des dieux de Xavier Beauvois. Pero si ha habido alguien de enhorabuena en el festival este año ha sido el cine español gracias sobre todo al premio al mejor actor para Javier Bardem (ex aequo con el italiano Elio Germano) por su soberbia interpretación en la nueva película del director mexicano Alejandro González Iñárritu, Biutiful, que promete ser una de las sensaciones del año. Otro español premiado ha sido el director Oliver Laxe con la película Todos vós sodes capitáns (Todos sois capitanes), galardonada con el Premio de la Crítica en la Quincena de realizadores y que seguro que dará mucho de que hablar en los próximos meses. Esperemos que para el próximo año el festival de festivales recupere el esplendor de antaño.

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