lunes, 8 de marzo de 2010

Los Oscar, una gala sin pena ni gloria


No hubo sorpresas y todo fue según lo previsto días atrás. La triunfadora en la noche de los Oscar fue En tierra hostil con 6 estatuillas, incluyendo mejor película y mejor directora. Sí sí, habéis leído bien. Por primera vez en la historia el Oscar a la mejor dirección fue a parar a una mujer, Kathryn Bigelow, ex mujer del también nominado James Cameron y hasta ahora muy poco conocida. Su película es una visión sobre la (fatídica y errónea) guerra de Irak. Yo todavía no la he visto, pero ha cosechado excelentes críticas y pese a ello no ha tenido una taquilla muy agraciada (quizá porque la gente está ya un poco aburrida de Irak...). Su principal competidora, Avatar, del mencionado Cameron, tan sólo pudo llevarse 3 estatuillas (que tampoco está nada mal), todas ellas correspondientes a apartados técnicos. Los demás premios estuvieron muy repartidos: Jeff Bridges se llevó por fin ese Oscar al mejor actor que tanto se le había resistido en 40 años por Corazón rebelde; Sandra Bullock hizo historia al convertirse en la primera actriz que recibe el Razzie (el antioscar) y el Oscar; la corpulenta Mo´nique ganó el de mejor actriz de reparto, al que también optaba Penélope Cruz, por Precious que también se llevó el de mejor guión adaptado; y el austriaco Christoph Waltz puso la guinda a su ya larga lista de premios en el último año con el Oscar al mejor actor de reparto por interpretar al nazi más entrañable de la historia en Malditos bastardos. Pero sin lugar a dudas una de las sorpresas, posiblemente la única de toda la noche, fue el Oscar a la mejor película de habla no inglesa para El secreto de sus ojos, toda una obra maestra y que incluso hubiera merecido algún premio más. Por lo demás, Penélope Cruz y Javier Recio (nominado por el corto La dama y la muerte) fueron la representación española en el patio de butacas del Kodak Theatre aunque no obtuvieron premio alguno, por primera vez en más de 60 años las nominadas a mejor película fueron 10 y no 5 como hasta ahora y la gala estuvo un tanto falta de humor e ingenio que la hubiera hecho más dinámica y divertida. Para el año que viene deberían pensar en llamar a Buenafuente.

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