lunes, 30 de agosto de 2010

Los Emmy y la edad de oro de las series


Anoche tuvo lugar en Los Ángeles la 62º edición de los premios Emmy, considerados los Oscar de la televisión y que en los últimos años están bastante de enhorabuena. Y es que como ya comenté días atrás las series norteamericanas viven una edad de oro en la actualidad, debido principalmente a sus grandes calidades, sus enormes audiencias televisivas y porque cada vez aparecen más y más, con lo que el fenómeno no parece tener fin. Sería interesante preguntarse que pasaría si una serie se estrenara en las salas cinematográficas: ¿Se vería Perdidos aún más de lo que ya se ha visto? ¿Desbancaría Los Soprano de los puestos de cabeza a las principales novedades de la cartelera? ¿Elegiría pagar un espectador por ver un episodio de Hermanos de sangre antes que una mediocre comedia? ¿Provocaría The wire el fin del cine como espectáculo de masas? Pese a que todo son preguntas un tanto utópicas la respuesta a casi todas sería un sí rotundo. En la última década los espectadores se han vuelto más exigentes y, por qué no decirlo, inteligentes, ya que la mayoría se ha cansado de de ver en la pantalla cosas que se repiten una y otra vez y que solamente derrochan mediocridad y falta de imaginación, y eso justamente es lo que ha provocado que hayan vuelto su mirada hacia la pantalla de televisión, donde ahora está está el arte cinematográfico, ese que hasta hace bien poco sólo podía verse en una sala de cine en alguna que otra ocasión puntual y raras veces en la última década.

En lo que a los galardones se refiere, los Emmy a las mejores series fueron para la debutante Modern family (se estrena en el mes de septiembre en España) en la categoría de comedia y Mad men en la de drama. Otra de las triunfadoras de la noche fueron The Pacific, espléndida serie producida por Tom Hanks sobre la II Guerra Mundial en el océano Pacífico y que se llevó el premio a la mejor miniserie; Dexter, unas de las creaciones más enigmáticas de los últimos años que recogió el galardón al mejor guión; y The Big Bang theory, comedia a la que muchos señalan como la sucesora de Friends y que ganó el Emmy al mejor actor para Jim Parsons, premio que también se llevó el legendario Al Pacino en la categoría de miniserie por You don't know Jack. Pero no todo fueron alegrías, ya que Perdidos, que optaba a 4 galardones se fue totalmente de vacío en el año de su despedida de las pantallas. No sabemos si su polémico final tuvo algo que ver, pero parece una broma pesada que en sus 6 años en pantalla no se haya llevado el premio a la mejor serie en ninguno de ellos. El tiempo y los aficionados la colocarán en su sitio... En esta época dorada de las series se debería haber hecho algo como reconocimiento, pero seguramente sea algo inviable: crear en la gala de los Oscar el premio a la mejor serie del año. ¿Por qué no?

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