lunes, 11 de octubre de 2010

Corea del Norte, la cárcel del mundo


Me produce asombro y espanto a partes iguales ver lo que pasa en la que posiblemente sea la nación más aislada y hermética del globo terráqueo, Corea del Norte, donde sus más de 20 millones de personas viven cautivos a la sombra del dictador Kim Jong-il, su "querido gran líder" como allí se le conoce, y ausentes del resto del mundo, sin Internet, ni teléfonos móviles y con una televisión alienada al férreo e implacable régimen comunista, el único además que es hereditario. Como esto es un blog con fines culturales evitaré en la medida de lo posible entrar en cuestiones políticas, pero será inevitable en muchos casos y más aún en éste.

Ayer se celebró en la capital norcoreana Pyonyang un impresionante desfile militar para conmemorar el 65º aniversario del Partido de los Trabajadores de Corea, el único de toda la nación, además de nombrar al sucesor de Kim Jong-il en el poder, su hijo menor Kim Jong-un, que tomará las riendas del país a la muerte de su padre. Pues bien, viendo las imágenes de TVE, una de las dos televisiones europeas a las que se ha permitido la entrada al país para cubrir el evento, pueden apreciarse muchas similitudes entre este desfile y los que se celebraban en la Alemania nazi, con una coordinación milimétrica en los movimientos de los soldados saludando a su líder y los más de 300.000 asistentes al evento venerándolo como si de un dios se tratara. En el desfile además se han exhibido misiles nucleares... ver para creer. Según una agencia de noticias surcoreana se trataba de la primera vez en la historia en la que un desfile militar de Corea del Norte era retransmitido en directo a través de la cadena estatal KCTV (Korean Central Television), la cual está controlada al completo por el gobierno y usada casi en su totalidad con fines propagandísticos del régimen comunista.

Lógicamente si la situación de un país es caótica su industria cinematográfica no va a ser menos. Puede decirse que la de Corea del Norte es prácticamente inexistente, con alguna producción aislada cuyo objetivo es venenar los valores que allí imperan y que no salen de allí al igual que no entran las producciones extranjeras. Poco o nada se conoce del cine norcoreano, pero en él se produjo una historia rocambolesca hace más de 20 años que no tiene desperdicio: Shin Sang-ok era uno de los directores de cine más influyentes de Corea del Sur. Su fama era tal que se permitió el lujo de fundar su propia productora cinematográfica en los años 60, Shin Films, produciendo más de 300 películas. Pero a la censura surcoreana no le gustaba nada el cine que el director promovía y le cerró la productora en 1978, año en el que también se divorció de su esposa, la actriz Choi Eun-hee. A los pocos meses del divorcio el director se enteró que su ex-mujer había sido secuestrada por espías de Corea del Norte en Hong Kong, donde se desplazó para aclarar los hechos y de igual manera fue secuestrado también. Según las autoridades norcoreanas fue el director el que se estableció voluntariamente en Corea del Norte, aunque él declaró que fue llevado allí en contra de su voluntad. Al parecer los secuestros fueron una orden directa del ¡¡¡gran líder!!!. Kim Jong-il, el diabólico dictador actual de Corea del Norte, quería por aquel entonces establecer una industria cinematográfica con el objetivo de promover los valores e ideas del Partido de los Trabajadores Norcoreanos. Por expresa petición del gobierno el director volvió a casarse con su ex y desde 1983 hasta 1986 dirigió 7 películas para tener contento a los mandamases de turno. La más famosa de todas ellas fue Pulgasari (1985), un plagio del monstruo japonés Godzilla en versión antioccidente y que debería figurar en las listas de películas más cutres de la historia. Esta historia termina en 1986, cuando el director y su esposa lograron huir del país en un viaje de negocios, se les concedió asilo político en EE.UU y vivieron allí hasta 1994, año en el que regresaron a Corea del Sur como auténticos héroes. Shin Sang-ok continuó trabajando hasta su muerte en 2006. Un día después de su fallecimiento el gobierno surcoreano le concedió la Orden al Mérito Cultural.

Un país en el que la paranoia se ha impuesto a la razón, donde un ser monstruoso y sin escrúpulos es adorado como un libertador y donde temen que algún día el enemigo imperialista les bombardee para apoderarse de sus ideas y ejecutarlos por ser la envidia del mundo occidental... Ese país se llama Corea del Norte.

2 comentarios:

  1. Icluso en el infierno hay gente que sabe hacer cine. Todavía tienes ocasión de conocer más de cerca el cine de Corea del Norte con el ciclo que le dedica casa Asia de Barcelona: http://www.casaasia.es/GestorPeticiones?aplicacion=home&origen=listado_eventos&destino=evento_casa&codigo=5624

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  2. Ante todo muchas gracias por tu comentario y por el enlace, lástima que vivo en Madrid... Estoy totalmente de acuerdo contigo, pese a que un país viva tiempos adversos no significa que no pueda surgir en él un movimiento cultural importante, ya que la cultura no está ligada lo más mínimo a la política. Ya ocurrió aquí en España con la "Generación del 27" en los años 20 y 30 teniendo como telón de fondo un país convulso y a punto de vivir una guerra desvastadora en la que fue asesinado por sus ideales Federico García Lorca, el estandarte de la generación; en la Alemania de entreguerras, donde el expresionismo cinematográfico con nombres como F.W. Murnau o Fritz Lang logró maquillar la miseria y la desmoralización que imperaban tras la I Guerra Mundial y que murió con la llegada del nazismo; incluso en el deporte como ocurrió en Yugoslavia, donde a finales de los 80 y principios de los 90 surgió la mejor generación europea de baloncesto de todos los tiempos con Drazen Petrovic, Dino Radja o Toni Kukoc y que la Guerra de los Balcanes marcó para siempre. Está claro que la cultura es la mejor manera de evadirse de la cruda realidad. Como dijo el gran Charlie Chaplin, "a veces la vida real resulta aburrida".

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