No tengo palabras para describir lo que acabo de ver. Desde siempre he escuchado aquello que la realidad siempre supera a la ficción, y en este caso se aplica a la perfección. En estos días he visionado la trilogía documental "La batalla de Chile" de Patricio Guzmán, compuesta por los documentales de carácter político "La insurrección de la burguesía", "El golpe de Estado" y "El poder popular" y que narra los colvulsos acontecimientos ocurridos en el país andino entre los meses de marzo y septiembre de 1973 o lo que es lo mismo, desde la reelección de Salvador Allende como Presidente de la República hasta el golpe militar que lo derrocó del poder además de llevarlo al suicidio. Y es que Guzmán filmó todo lo sucedido en ese periodo de tiempo donde el país vivió una auténtica situación de caos total con las huelgas, la violencia callejera entre la izquierda y la derecha, las tensiones políticas y la brutalidad del ejército sobre los manifestantes.
Todas las imágenes que aparecen en la obra son reales, acrecentándose además por estar filmadas casi en su totalidad con cámara en mano y estar acompañadas de sonidos de disparos, explosiones, sirenas o helicópteros, lo cual sitúa al espectador en un escenario casi bélico. No es nada exagerado decir que el equipo de rodaje, que es estaba compuesto únicamente por 5 personas, se jugó la vida casi a diario para poder filmar el documental, incluido el propio Patricio Guzmán, que tras el triunfo de los golpistas fue encarcelado en el Estadio Nacional de Santiago varias semanas, además del cámara Jorge Müller Silva, que también fue apresado y desde entonces permanece en paradero desconocido, siendo uno de los 3.000 desaparecidos de la dictadura chilena. Cuando Guzmán salió libre logró junto a su esposa y algunos amigos sacar del país los rollos de película, primero con destino a Europa y después a Cuba, donde con la ayuda del Instituto Cubano de Cinematografía (ICAIC) terminó el montaje años después para presentarla posteriormente en numerosos festivales, consiguiendo numerosos premios y reconocimientos.
"La batalla de Chile" se ha estrenado en más de una treintena de países hasta la fecha y está considerado uno de los documentales más importantes de todos los tiempos, pese a su dureza y los hechos que relata. A continuación dejo una escena del documental que habla por si sola y permite hacerse una mínima idea de lo que en él se ve, la cruda realidad.
Todas las imágenes que aparecen en la obra son reales, acrecentándose además por estar filmadas casi en su totalidad con cámara en mano y estar acompañadas de sonidos de disparos, explosiones, sirenas o helicópteros, lo cual sitúa al espectador en un escenario casi bélico. No es nada exagerado decir que el equipo de rodaje, que es estaba compuesto únicamente por 5 personas, se jugó la vida casi a diario para poder filmar el documental, incluido el propio Patricio Guzmán, que tras el triunfo de los golpistas fue encarcelado en el Estadio Nacional de Santiago varias semanas, además del cámara Jorge Müller Silva, que también fue apresado y desde entonces permanece en paradero desconocido, siendo uno de los 3.000 desaparecidos de la dictadura chilena. Cuando Guzmán salió libre logró junto a su esposa y algunos amigos sacar del país los rollos de película, primero con destino a Europa y después a Cuba, donde con la ayuda del Instituto Cubano de Cinematografía (ICAIC) terminó el montaje años después para presentarla posteriormente en numerosos festivales, consiguiendo numerosos premios y reconocimientos.
"La batalla de Chile" se ha estrenado en más de una treintena de países hasta la fecha y está considerado uno de los documentales más importantes de todos los tiempos, pese a su dureza y los hechos que relata. A continuación dejo una escena del documental que habla por si sola y permite hacerse una mínima idea de lo que en él se ve, la cruda realidad.
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